lunes, 8 de agosto de 2011

...Pero no lo que yo hago...

De aquel duro intercambio de mails con el arquitecto del edificio Conatus, Luis Otero, recordamos uno que, corrigiendo nosotros sus horrores de redacción, decía lo siguiente: "Ayer estuve a la mañana con Donsini y a la tarde con Ginés, el dueño del edificio maravilloso que se está haciendo adelante de lo de Donsini (N. del R.: el "edificio maravilloso" es el que él mismo está construyendo), tapándole (a Donsini) todas las vistas. El primero (Donsini) está contento, más allá de que (el edificio) le tapó todo, pero dijo: '-Yo no tenía la plata-' y compró ese local cuando empezó. Así que sabía que algún día le iban a tapar la vista..." Es decir, luego de leer y decodificar el mensaje, entendemos que Donsini, dueño de la inmobiliaria de Sicilia esquina Cabrera aceptaba el destino de que su local iba a perder todas las vistas ante la edificación del Conatus y que de alguna manera, eran las reglas que tanto Donsini como todos nosotros debíamos aceptar en beneficio del inclaudicable progreso. Pero...¿qué pasó? Esta casa de Avenida de los Trabajadores entre Nápoles y Pérez Bulnes, pasando el local de Havanna apareció hace algunas semanas con un cartel en el que se anuncia que allí, próximamente, va a funcionar la inmobiliaria Donsini. Es decir, que Donsini, que nos habla del progreso y de las reglas del mismo, no soporta los perjuicios que le provocan estas reglas y la construcción del Conatus, que iba a ocultar su local tras las sombras y el cemento ¡y se muda! Bien frente al mar, y con sol todo el día. Haz lo que yo digo...Este impresentable supone que esas mismas sombras a nosotros, vecinos comunes, no nos deberían molestar, pero él, ¡se muda!, con lo cual, no va a correr la suerte de todos los vecinos que sí van a perder sus vistas, su asoleamiento y su privacidad por la presencia de esa porquería llamada Conatus. Una pregunta: ¿los que no nos podemos mudar si nos arruinan la casa con sombras, qué hacemos?