jueves, 31 de julio de 2014

Matar al dinosaurio para exhibir sus huesos

Como si hubiera estado esperando el regreso de Vilma Baragiola al HCD, el Ejecutivo eleva a consideración del cuerpo un proyecto a medida de la candidata: autorizar a la firma “Falucho y Sarmiento SA” a adoptar indicadores urbanísticos especiales para levantar un edificio de 11 pisos anexado a la propiedad de la esquina mencionada en el nombre de la empresa, obra del arquitecto Alula Baldassarini.
Por supuesto, la firma se compromete a conservar el bien, “mantener sus fachadas y refuncionalizar su interior”. Es más: juran que cederán a la Municipalidad un espacio que será “un espacio de cultura, un museo”, o algo así que difunda la obra de Baldassarini.
¿Qué significa esto? La firma que lleva el nombre de fantasía de la esquina, y que por lo tanto no puede acreditar trayectoria alguna, y cuya función se agotará al terminar la obra, quiere hacer un edificio en ese lugar. El mentado Alula Baldassarini planteó para la que fuera su casa de veraneo una serie de premisas estéticas, y de eso se trata cualquier cosa que se denomine “obra”. Una de ellas es un espacio libre lindero, que sería destruido con una edificación. Pero lo que el Ejecutivo pone al debate no es si hacen el edificio o no. Lo que se pone en discusión es otorgarle a una empresa con nombre de sello de goma y de inciertos integrantes, una excepción para que pueda construir por encima de lo permitido en las normas. Todos hemos visto el famoso video en el que la presidenta del concejo deliberante junto a sus acólitos piden “una colaboración” para cambiar una ordenanza vigente. Este caso es igual. No tenemos los videos de los pedidos de colaboración. Pero cuando una ordenanza, cualquiera sea, permanentemente se ve afectada por excepciones y modificaciones de acuerdo al proyecto que se presenta, se ve afectado un principio básico que es “la igualdad ante la ley”. No rige en nuestra ciudad la igualdad ante la norma, ni tampoco rige la misma norma si se la modifica para satisfacer al que no pueda obtener tajada de ella. “Decile a los conservacionistas que te mantengan a vos el chalet”, afirma el vergonzoso Tony Constantino en el famoso video. Los conservacionistas somos los vecinos que no podemos, en nuestro reclamo, esgrimir ordenanza alguna, porque se modifica según el caso.
Dictar una excepción implica determinar una ganancia extra al empresario, sin que éste aporte mejora a la ciudad alguna.
Desde ya, todos los privilegios establecidos a favor de la industria de la construcción desde hace alrededor de diez años, en busca de disminuir la desocupación, no dieron resultado y por lo tanto, ameritan su derogación, en tanto la ciudad sigue ostentando índices de desocupación que duplican al del país en general.
Cabe preguntarse qué responsabilidad tienen los empresarios de la ciudad en los índices de desocupación locales.
Por supuesto, voces que no suelen ser repreguntadas ni cuestionadas suelen decir que estas cosas sucederán en tanto no esté delineado en el marco del Plan Estratégico el nuevo Código de Ordenamiento Territorial que, por lo que sostienen sucesivas camadas de concejales “resolverían estas situaciones”, ya que las contemplarían y evitarían los engorros de tener que dar la cara ante las constantes excepciones, y pagar su costo político. El nuevo COT, por lo tanto, decretaría el fin de la ciudad como la conocemos, y la demora en su confección no sería otra cosa que encontrar una forma “legal y no vergonzosa” de redactarlo para establecer que la ciudad, su patrimonio histórico y su identidad se privatizaría a favor de las empresas constructoras.
¿Se entiende? Un grupo de supuestos iluminados en nombre de un saber bastante discutible y de “no ahuyentar inversiones” va a determinar la ciudad, no su estado municipal ni sus ciudadanos.
Desde ya, los vecinos no tenemos participación alguna en la elaboración del Plan Estratégico, ya sea por acción directa o porque complican mucho la participación. El Plan Estratégico y el nuevo COT se elaboran en un marco oscurísimo donde el contribuyente no tiene cabida ni opinión, en horarios en que el común de la gente está en sus empleos. En tanto se trata de definir la ciudad para las próximas décadas ¿qué tal si lo definimos en consulta popular?
Ahora bien, muchas voces se alzarán para sostener que “al menos el chalet de Baldassarini” se va a conservar. Permítanme dudarlo: la empresa se compromete a mantener sus fachadas y “refuncionalizar su interior” ¿qué significa eso? Que todas sus paredes internas, obra del genio de su creador, fruto del mismo sueño que elaboró la fachada, serán derrumbadas para los fines del edificio que tendrá al costado. Si Baldassarini es tan admirado ¿porqué se cuestiona la distribución que hizo de la casa? Es decir, su obra será la planta baja a doble altura, el hall, el lujoso felpudo del edificio en cuestión, el monograma en la bata, la cabeza de ciervo sobre la chimenea de los constructores.
Taxidermia patrimonial, le dicen. Yo digo que es mucho peor. Están matando al dinosaurio vivo para exhibir sus fósiles a cambio de dinero.
Porque si tanto admiramos la obra del arquitecto Alula Baldassarini, si tanto respetamos su memoria ¿qué mejor que homenajearla sin destruir sus creaciones? No necesitamos un espacio que nos hable de la obra que permitimos destruir. No hace falta ese nuevo verso de un “espacio cultural”, mucho menos a cien metros de aquel otro espacio cultural que iniciara ese nuevo verso. Con conservar, ya estamos. ¿Vamos acaso a inaugurar un “espacio cultural” en cada lugar donde derrumbemos un bien importante para la ciudad, a ver si como sociedad nos sentimos menos culposos? ¿vamos a fingir que respetamos el patrimonio porque colocamos una foto de la propiedad que derrumbamos en el lugar donde estaba? ¿Vamos a aceptar seguir viendo la ciudad en las fotos históricas de los diarios?
Es cierto que van a surgir voces, algunas financiadas por las cámaras de la construcción, diciendo que el chalet “se cae a pedazos”, que “está usurpado” y que “algo hay que hacer urgente”. Los años de ver estos temas me han enterado de cómo funcionan ciertos intereses: compran propiedades que terminan una y otra vez usurpadas y deterioradas hasta que su demolición es casi un clamor popular. Vean el Chateau Frontenac, por ejemplo, o varias casas sobre la calle Rawson a metros de la exterminal, con su luz exterior permanentemente encendida, la persiana semilevantada y su factura de Cablevisión en el buzón, pero vacías o abiertas a gente que retira objetos de su interior o baldea sus veredas para que los vecinos no se quejen de la mugre de los perros.
La sumisión de esta administración –y seguramente la próxima- a los “sagrados inversores inmobiliarios” es tal que ante el accidente de un obrero en la obra de la exterminal, quien sale a explicar lo que sucedió no es la empresa responsable, sino José Luis Castorina, funcionario municipal, que a tal punto dice que el obrero tenía todo el equipamiento de seguridad necesario, que cayó porque “se le zafó el arnés”.
Castorina, hoy de perfil bajísmo, es el mismo que durante mucho tiempo fue presidente del colegio de arquitectos y a la vez  Secretario de Planeamiento Urbano. El que por el mismo escritorio demandaba mejoras como directivo de una cámara empresarial de la construcción y como funcionario, las firmaba.
Y la pregunta de siempre. ¿hace falta un desarrollo inmobiliario que no se corresponde con las cifras de crecimiento demográfico de la ciudad? De ninguna manera, salvo que lo que se pretenda sea desplazar a la población a vivir en un ejido mas cerrado, para dejar desatendido todo lo demás.
Porque para los constructores, resulta que en lugares donde está el chalet de Baldassarini se acepta construir “porque el lugar ya está impactado de edificaciones en altura”, mientras que en los sectores de la ciudad donde no hay edificios, habría que construir “porque el lugar tiene futuro”.
Como sea, pareciera que no hay razones para no construir en altura, y lo que se haga en lugar de ese “deteriorado chalet” es infinitamente inferior a la propiedad que se destruye. Pareciera que para muchos marplatenses, la calidad de añoso de algo, justifica su demolición. La ciudad va tomando un aspecto impersonal. Pulti definió una ciudad pequeña y extremadamente urbana, a la que no muchos se resisten y que no se diferencia de un barrio porteño, y en la que suceden estas cosas, problemas para estacionar, necesidad de bicisendas y metrobuses, y todo lo demás, es el conurbano. Allí no hay “puestas en valor”, ni se habla de progreso.
Progreso es construir aulas y salas de salud. De eso no hablan las urgidas empresas constructoras que afirman buscar el bienestar de todos los marplatenses.
La Escuela Especial 512 se encuentra en la calle Rawson, a un par de cuadras de ese lugar y a metros de la exterminal. El chalet en el que funciona no sirve mas. Sus techos se llueven, las paredes se electrifican porque la instalación ha colapsado. Hace falta un nuevo edificio, pero la Provincia tarda en alquilar uno hasta que se reforme el propio. Funcionaría muy bien en el chalet de Alula Baldassarini, y sin deteriorar su estructura básica. Como tantas oficinas municipales que luego terminan siendo alquiladas a costo del contribuyente, la exterminal también hubiera servido. Lograrlo implica mover los mismos hilos que de otra manera terminan perjudicando a la ciudadanía.
Contradiciendo al payasesco Tony Costantino, que sí participaba en las reuniones para reformar el COT, y desconocemos si de alguna manera sigue participando, yo estoy de acuerdo con que los vecinos nos hagamos cargo de la historia marplatense. Que elaboren un proyecto que haga que los propietarios de edificios de interés patrimonial no paguen ningún impuesto, ni la luz ni el gas. A cambio de que mantengan la propiedad en estado original. Como si fuera un “centro cultural” de la Municipalidad. Le va a salir al erario público mucho mas barato que las asociaciones con oscuras cámaras empresarias.
O que cada uno de estos empresarios beneficiados por estas normas, construyan una escuela, la donen a la provincia o la municipalidad y se comprometan a mantenerla durante la vida útil del edificio que se les permitió construir.
Hay que velar por la identidad de la ciudad. Hay que tomar conciencia de su importancia y beneficios que trae a la ciudad. Una leyenda cuenta que la esposa del fundador, Cecilia Peralta Ramos miró una noche por su ventana y vio el mar, con sus olas coronadas por la luz de la luna. Y entonces dijo: “Esto es el Mar del Plata”. Muchos políticos y pseudoempresarios entendieron mal la anécdota y andan detrás de “un Mar de Plata”.

La Reserva y la desprotección a las lagunas de Mogotes: curro en puerta

reserva puerto aldosivi
Leyendo en los medios el proyecto impulsado por el diputado Manino Iriart, surgen muchas dudas acerca del destino del espacio llamado "Reserva Puerto". Aparentemente, el diputado blande su buena voluntad a fin de que el lugar sea declarado como reserva en forma provincial, algo que venimos esperando y que dictado a tiempo hubiera evitado su destrucción por parte del Club Aldosivi, pero disiento en ciertas apreciaciones.
El lugar fue declarado Reserva por ordenanza municipal mucho antes de que todo esto suceda, y que como tal incluye a las lagunas frente a los balnearios de Punta Mogotes, de las cuales no se habla en el proyecto del diputado y que, exentas de estar protegidas, pueden ser utilizadas para diversos objetivos comerciales en el proyecto de "puesta en valor" del sector, al cual Manino sus allegados políticos no son ajenos.
En otras ocasiones se evitaron algunos proyectos comerciales en el sector gracias a esta ordenanza, como el lavadero de perros. Se habla de la Reserva como "terrenos linderos" al predio de Aldosivi, y es inexacto. Porque la calidad de "lindero" es lo que está en discusión. Decir que "de acá para allá" es Reserva y "de acá para allá" no lo es, es legalizar una situación que al club Aldosivi y a los funcionarios que se lavaron las manos durante todo el proceso de destrucción de la Reserva favorece descaradamente, incluso al intendente Pulti al que Manino elogia, pero del que podemos decir que, en sus mejores momentos, miró para otro lado, cuando no participó de reuniones públicas con el gobernador y el presidente del club en el predio mismo.
Aldosivi destruyó el medio ambiente de la Reserva y se pretende llamar "lindero" a todo aquello que no destruyó. Aldosivi rellenó la laguna de la Reserva, disminuyó considerablemente su superficie y nadie habla de que el club debería hacerse cargo de esa situación, dejarla tal cual la encontró y sufrir los correspondientes cargos por eso. Mas bien el proyecto parece encaminarse a legitimar la situación del club, que no aprobó la Evaluación de Impacto Ambiental. Si se establece que "Reserva" es todo aquello que no es Aldosivi, por lo tanto, el club estaría exento de ciertos cuidados ambientales que sistemáticamente ha incumplido. La ley provincial le cedió al club el predio ex Gas del Estado y nada mas. El club tomó otra superficie, de límites inciertos, que, nos enteramos luego, fue cedida precariamente por el Consorcio del Puerto en una sesión secreta.
Ahora bien, si para poder cederle a Aldosivi un predio en comodato por 30 años hizo falta una ley provincial ¿cómo un consorcio puede cederle otra superficie sin siquiera algún tipo de herramienta legal similar ni el consenso que ofrece el debate parlamentario? Si así fuera, con que la Provincia le hubiera cedido previamente al consorcio el predio antes ocupado por Gas del Estado, el Consorcio mismo podría haberle otorgado todas las tierras a Aldosivi sin mayores complicaciones de obtener apoyos y respaldos en las cámaras provinciales.
Pero si se declara como Reserva a todo lo que no ocupó Aldosivi y el día de mañana se descubre que la superficie otorgada por el Consorcio está mal otorgada ¿qué ocurrirá con esas tierras en tanto no sean parte de la "Reserva"? ¿Quién determinará su destino, uso y garantías de no dañar al medio ambiente? Mas bien creo que el proyecto de declaración de "Reserva" debería incluir a toda la superficie excepto el expredio de Gas del Estado, mas toda la superficie verde frente a los balnearios hasta Waikiki. Bastaría con legitimar a nivel provincia lo que la ordenanza municipal ha establecido a principios de este siglo. Hay que tener sumo cuidado en recibir con beneplácito ciertos proyectos que aparentan remediar una situación y en realidad son el tiro de gracia para terminar con ella. Manino no habla de resolver el conflicto, sino de establecer ciertos recaudos legales para cristalizar la pérdida de un humedal único para todos los habitantes de esta ciudad y una vez mas, el espacio público en manos privadas. 

sábado, 17 de agosto de 2013

Vilma Pulti e vampiros

Desde hace alrededor de dos meses, la Escuela 41 de Punta Mogotes no tiene clases. Un problema estructural que pone en peligro a alumnos, directivos y trabajadores impide su normal funcionamiento, que se está realizando de manera virtual, como ocurrió en 2009 durante el forzado receso por la gripe A.
El problema no es menor. La escuela 41 comparte espacios de hormigón con la escuela primaria 14 que, si no fuera por ese sector, no sería mas que un tinglado con algunas aulas demarcadas y no sabemos en qué medida, la falla estructural de una no afecta a la otra.
Por supuesto que ambas escuelas, como también el jardín de infantes 931, con frente sobre la calle Arana y Goiri, hacia los fondos de la 14, comprueban anualmente el incremento en su matrícula, sin que se planee la construcción –no ya de lo que estructuralmente está dañado-, sino de nuevas aulas que lleven a satisfacer la demanda.
La dirigencia política de la ciudad ha sido tradicionalmente ignorante de los problemas de esta zona que en verano, reporta enormes beneficios económicos por su sector de playas. Y en vez de interiorizarse sobre las realidades de Punta Mogotes, tanto políticos como funcionarios optan por dar respuestas estandarizadas, que sólo pueden satisfacer a quienes no viven por aquí.
Una simple recorrida por las calles de este sur puede dar muestras de esto: pavimentos inexistentes que afectan ya no al vecino que se embarra al salir de su casa –no es ese el problema principal-, sino a la circulación de todo un sector de la ciudad que debe recurrir a las pocas calles pavimentadas con continuidad para poder salir a las avenidas Mario Bravo o Edison, o distribuirse desde éstas a las demás calles. Problemas en los suministros de agua y otros servicios, sobretodo en el verano y hasta en los fines de semana largos, los colectivos que no cumplen con sus frecuencias, la casi nula señalización de las calles. Un ejemplo de esto es que el nombre de la Avenida Martinez de Hoz fue cambiado por una ordenanza cuando se inauguró su doble mano hasta el Puerto. Sin embargo, recién hace unos meses se han puesto los nuevos carteles que la identifican como “De los trabajadores”. Aunque previamente a eso, se le habían colocado unos carteles que remarcaban su nombre como “Miguel Martínez de Hoz”, aún cuando oficialmente ya no se llamaba así.
El sector está tan olvidado en relación a su influencia en la ciudad que los candidatos ni siquiera vienen a sacarse una foto al barrio durante la campaña.
Sin embargo, pretenden imponer soluciones que suenan de otro mundo, fabricadas en despachos muy lejanos. La más típica es el artilugio dialéctico que intenta asociar esa idea de olvido oficial con “retraso”, y de ahí, la necesidad de destrozar patrimonialmente el sector para llenarlo de edificios torre que de ninguna manera solucionarían los problemas del barrio y, por el contrario, los acentuarían.
¿Se entiende? Cuando se les reclama a los políticos sobre el "olvido" del barrio, éstos cambian esa palabra por "retraso", la cual los habilita para aprobar negocios propios que, lejos de hacer recordar el sector, lo destruyen.
Podríamos llegar a un acuerdo con la dirigencia política de la ciudad: olvídense de Mogotes, pero al menos, no molesten. Pero esto es imposible de lograr cuando el aleteo del dinero pasa tan cerca de quienes manejan la ciudad.
Cada tanto, los directivos de las principales cámaras de la construcción de la ciudad, nefastos personajes que a esta altura merecerían un diagnóstico del Dr. Castro, se turnan para aparecer en los medios que no les anteponen la menor crítica. Fingiendo “preocupación” por la construcción en Mar del Plata, que siempre parece estar al borde de un apocalipsis que nos llevaría a algún 2001, plantean la necesidad de realizar megatorres en la zona sur de la ciudad. Esta semana que pasó, Norberto Cánepa, del centro de constructores, salió a decir que “La zona Sur es un espacio virgen” para estas construcciones. Como si no hubiera por aquí gente con actividades, trabajos, casas que se construyen y se reforman, vidas y chicos que van al colegio y precisan de mas aulas. La ética de la topadora. El mismo discurso del genocida Roca sobre "La conquista del desierto".
Aún resuenan en el barrio las palabras de su par de la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios, un tal Luis Silva, que calificó a la zona de Mogotes, un típico barrio de chalets marplatenses y casas bajas, diferente de otros sectores de la ciudad, como que “da lástima”.
Claro, la nula crítica que estos señores reciben de los medios que los entrevistan, el tono de charla de amigos con que se plantean los reportajes, no tiene su correlato cuando desde estos mismos medios le preguntan a los vecinos que se les oponen, ante quienes no dudan en practicar el periodismo incisivo sin mediar atenuantes a quienes no están acostumbrados a los medios masivos.
Con frecuencia, los políticos que no se acuerdan del barrio, plantean la necesidad de “modificar el Código de Ordenamiento Territorial”, y aducen dudosas razones de modernidad, un crecimiento nunca verificable de la ciudad y otros puntos que encubren dos temas que aún no han podido esconder detrás de las amañadas redacciones de las ordenanzas: uno, que el llamado nuevo Código de Ordenamiento Territorial no sería otra cosa que un escrito a medida de las cámaras inmobiliarias de la ciudad que decretaría el fin de los barrios de casas bajas en nuestra ciudad, salvo que sean construidos como exclusivos countries o barrios privados por estos mismos desarrolladores, una especie de ciudad sin ayer, en la que se permita demoler todo lo histórico y todo lo emblemático, y en la que los edificios de la Avenida Colón, aunque con un poco de pasto alrededor, serían el modelo de desarrollo citadino, en la que la estética y necesidades edilicias de la ciudad estaría al servicio y capricho de unos pocos empresarios forrados en dinero, y dos, que de esta manera, los concejales e intendentes de la ciudad no deberían recurrir a las llamadas “excepciones” para aprobar dislates edilicios y así, no pagar el temido costo político.
En tal sentido, vale la pena recordar un episodio que tiene unos tres, tal vez cuatro años, cuando a través de la Sociedad de Fomento tomamos conocimiento de que la Provincia de Buenos Aires andaba buscando un lugar para edificar una escuela secundaria en Punta Mogotes. La versión nos llegó también a través de otra fuente, que aseguró haber visto a los funcionarios provinciales recorrer la zona del llamado “centro comercial de Mogotes” preguntando si por allí había algún terreno en venta apto para la construcción. Intentamos averiguar de qué área provincial habían venido los funcionarios, pero resultó imposible.
Sin embargo, tuvimos una idea: en la esquina de Lebensohn y Av. de los Trabajadores se erigía el antiguo Hotel Iguazú. Una construcción típica de la zona, de tres plantas y techo de tejas coloniales, que había dejado de funcionar como tal y entonces se estaba deteriorando sin uso ni función, con el destino que todos suponíamos. Aquel lugar, reacondicionado, reciclado, podría servir como escuela. Tenía un terreno adyacente que bien podría funcionar como patio-gimnasio y entrada por dos calles. La sugerencia, de haber dado con los funcionarios, hubiera sido su expropiación, la conservación de un edificio emblemático y su utilización para el bien público.
Pensamos en ese edificio porque a un par de cuadras allí funciona el Instituto Educativo Punta Mogotes, una escuela privada que ocupa un edificio que alguna vez fue colonia de vacaciones y tiene características similares.
El Hotel Iguazú, en ese barrio al que los funcionarios no prestan atención para causas vecinales, terminó siendo demolido, sin que ni el intendente ni los concejales escuchen a los vecinos que quisimos que se no se lo tire abajo, aún proponiendo que en su lugar funcione una escuela. Algunos allegados a concejales nos reprocharon la idea de que “se desperdicie” un lugar frente al mar para fines educativos, los mismos que un par de años antes nos hicieron llegar la opinión de una concejal: “si no quieren edificios, váyanse a vivir al campo” y que mereció la respuesta acerca de que, gracias al mismo accionar de los concejales, en el campo nos envenenarían con fumigaciones de agrotóxicos. 
En el terreno yermo del que fuera el Hotel Iguazú se colocó un cartel en el que una empresa inmobiliaria de la zona, asociada a otra dedicada al negocio agropecuario, construiría una torre de forma abanicada.
Claro, el proyecto, bastante ambicioso, violaba toda reglamentación sobre la construcción en la zona y su adyacencia con el complejo de Punta Mogotes, cuya área verde es considerada parte de la Reserva Puerto, a la que iba a echar sombra y, por lo tanto, no podría ser afectada por construcciones cercanas.
Sólo una excepción a las normas, una más a las tantas que se han ido dando en los últimos años, podría autorizar algo así.
Y así fue, el proyecto se presentó en el Honorable Concejo Deliberante, en el cual, para la llamada “mayoría automática” de Acción Marplatense, no representó mas que un trámite.
Para los demás integrantes del Concejo Deliberante que tal vez estaban de acuerdo con aprobar la excepción, el que solamente los votos de Acción Marplatense puedan lograr la aprobación, era sin duda un alivio. Se libraron de tener que explicar una postura a todas luces incómoda en un año de elecciones.
El bloque de la UCR estaba en contra de la aprobación, no porque se hayan constituido en adalides del patrimonio marplatense, sino por aquello de la necesidad de modificar el COT, en el que estas excepciones ya estuvieran contempladas y tuvieran una norma que les permitiera lavarse las manos.
Sin embargo, su principal referente, Vilma Baragiola, la que viene, pero ya estaba, se recortó de sus compañeros de bancada y votó a favor del proyecto.
Vilma Baragiola, la que como diputada nacional no votó la ley de medios, pese a estar a favor, porque su partido había decidido no hacerlo, en este caso, no sólo no apoyó a su partido, ni ejerció la disciplina, sino que salió a darle a alguien una clara señal de que estaba de acuerdo.
¿Qué necesidad tenía Vilma de votar a favor, de que todos sepan de su interés por otorgar una excepción a favor de que privados obtengan un mayor rédito, si con los votos de Acción Marplatense el proyecto ya se hubiera aprobado? ¿Cuál era el desmedido interés de Vilma porque algún poderoso de la ciudad conociera su favoritismo hacia el negocio inmobiliario? ¿acaso la demostración de fidelidad al mismo amo? ¿la confirmación cabal, el gesto de calma hacia algún sector de que, votemos lo que votemos, la “mayoría automática” en el Concejo Deliberante seguiría en manos de quienes verdaderamente la detentan?
En algunos medios, Vilma sostiene que "no aprobó" la construcción de una torre, sino de un edificio de 8 o 9 pisos. Si así fuera, no hubiera hecho falta excepción alguna, ya que en la costa, gracias a ciertas prebendas de las que en este blog ya hemos hablado, se puede construir tranquilamente esa cantidad de pisos, sin necesidad de privilegios.
Una excepción como esta determina que habrá mas sombra sobre la costa, y en ese sentido se otorgó. Pero además, significa que habrá menos sol sobre las casas de los vecinos cercanos cuando el sol venga desde el mar, que perderán valor absoluto y patrimonial, el valor de sus casas únicas conseguidas con el ahorro de años, a favor de que unos cuantos empresarios puedan ganar mas con los departamentos mas altos que pueda vender ¿se entiende? Mientras usted disfruta de su fernet dominguero en su jardín, sepa que su propiedad, vecino, valdrá menos porque no tendrá el asoleamiento que tenía antes, y no se podrá tomar allí el fernet, ya que lo observarán desde 40 departamentos. Todo para que un empresario venda mas unidades de vivienda por mayor cantidad de dinero. ¿La solución? Su casa, vecino, cuyo valor cayó, podrá venderse a otro empresario de la construcción que, merced a las excepciones y el 30% mas que se permite construir en toda la ciudad desde hace mas de diez años por afuera de las reglas, podrá construir otro edificio, con el resultado de un barrio de casas bajas perdido para la ciudad y regalado a intereses ajenos al mismo y sus problemas.
Precisamente, quienes piden reglas claras, se benefician de las enmiendas y excepciones a las mismas, con el voto de reconocidos legisladores de la ciudad que así negocian las voluntades obtenidas en las urnas.
Lo cierto es que hace dos meses que una escuela de Mogotes no tiene clases, que en temas de educación, intendente y concejales no hacen otra cosa que señalar jurisdicciones y pasar la pelota a lejanos funcionarios provinciales en lugar de arreglar problemas inmediatos, que tal vez hubiera estado en sus manos determinar un nuevo edificio para la escuela, pero optaron por no hacer nada.
Por el otro lado, en materia de aprobar excepciones, la rapidez con que se manejan es notoria: el capital no puede esperar, la educación si.
¿Quedó claro? Los empresarios que, si los poderes soberanos de una ciudad, elegidos por su pueblo y en pleno ejercicio de la Constitución (que tantos se enojan cuando por otros motivos advierten que puede ser vulnerada), no actúan con la celeridad que sus caprichos demandan, llevarán sus dineros a otras ciudades cuyos representantes actúen mas rápido ante los mismos falsos estímulos.
Entonces, si nuestros concejales no actúan con rapidez, no se dice que en el mejor de los casos “no se generarán puestos de trabajo”, sino que “se perderán” los mismos, se usa a los gremios como grupo de choque, y los vecinos que defendemos que Mar del Plata se siga pareciendo a Mar del Plata nos transformamos en los enemigos públicos número uno.
El afán demoledor de algunos políticos locales, la necesidad de erigir mamotretos de cemento de dudosísima estética cuya única razón de ser es una modernidad que no le representa ningún valor a la ciudad pero sí al bolsillo del funcionario, bien podría encontrar su razón de ser en hospitales y escuelas. Nada debe ser mas moderno y funcional que un hospital o una escuela. En cuanto a los espacios en los que vivimos, con estar cómodos, es suficiente. Sin embargo, eso no ocurre. 
Mientras tanto, la Escuela 41, a la que Pulti y Baragiola no prestan atención, a pocas cuadras de donde otorgaron una excepción para que el capital privado arruine la ciudad y el asoleamiento de las casas linderas, continúa sin tener clases.

sábado, 18 de mayo de 2013

Cada vez mas alto, para caer mas bajo

¿Cómo se llamaba eso de autosatisfacerse? ¡Masturbación! Eso es lo que parece hacer la autodenominada "Cámara de empresarios de Punta Mogotes y Zona Sur", cuando se dirigen en la forma mas servil posible al arquitecto Jerónimo Mariani, beneficiario de los doce pisos que, por excepción del intendente Pulti en alianza con Vilma Baragiola, se van a concretar en la Av. de los Trabajadores esquina Lebensohn en esta carta a la que tuvimos acceso. Dice : "Sr. Arquitecto Jerónimo Mariani - Mar del Plata. S/D. De nuestra mayor consideración: En nuestro carácter de representantes de la Cámara de Empresarios de Punta Mogotes y Zona Sur (N. del R.: no sabemos porqué necesitan aclararlo si ya figura en el membrete de la misiva) tenemos el agrado de dirigirnos a ud.a fin de manifestarle lo siguiente:
Hemos seguido a través de los medios locales el trámite y debate (N.de.R.: llaman "debate" a levantar la mano mecánicamente) que culminó con la aprobación de un proyecto de construcción de un edificio a realizarse en la intersección de las calles M.Acevedo, Moisés Lebensohn y Avenida de los Trabajadores (ex Martinez de Hoz). Dicho proyecto proviene de su estudio y según la información que disponemos se trata de un edificio que por su diseño y calidad prestigiará este sector de la costa marplatense. El propósito de la presente es expresar nuestro agradecimiento como vecinos y empresarios del barrio por haber posibilitado el inicio de una obra cuyos beneficios en materia de creación de puestos de trabajo, inversión, ampliación de la oferta residencial y turística, etc. son indudables y llegan en un momento en que la construcción debe cumplir un rol mas dinámico ante la caída de otras actividades como la pesca. Esperamos que este proyecto que nos ocupa encabece el listado de muchos otros en los cuales se tenga en cuenta la ecuación económica financiera necesaria (N. del R: es decir, guita) para que los mismos se realicen. Desde el estado solicitamos (N. del R.: ¿se ponen en el lugar del Estado?) se busque elevar la calidad de los edificios a construir y que las exigencias requeridas sean compensadas con las alturas necesarias para realizar las inversiones lo mas rápidamente posible. La zona Sur de Mar del Plata tiene todo el potencial para continuar el desarrollo turístico de esta ciudad en la medida que dotemos al sector costero de la oferta habitacional (N. del R: hay miles de casas bajas que cubren esa oferta habitacional sin necesidad de construir un metro cuadrado más) de calidad (N.del R.: ahora nos dicen a los que vivimos en Mogotes que no tenemos calidad o vivimos en chozas) que está buscando el público que pretendemos atraer. Sin otro particular, aprovechamos la oportunidad para saludarlo con la más distinguida consideración.  Firmado: CPN María Messina-Presidente  Marcelo R. Potente-Secretario." El mismo versito de siempre, salvo que en ningún momento mencionan que la aprobación fue gracias a la patente de corso otorgada por el intendente Pulti con la ayuda de la concejal Baragiola. Pero además de lo bajo que se puede caer en tren de ofrecer elogios a una persona, veamos que la carta tiene debajo la dirección de la "Cámara de Empresarios de Punta Mogotes...", la Avenida Martínez de Hoz 2439 (Cómo les cuesta cambiar la papelería que homenajea a tan repudiable familia). Pero veamos: en esa dirección ¿qué hay? ¡La Inmobiliaria Potente!
que para ser Potente en este caso, debió recurrir al Viagra que les regaló Pulti, porque la inmobiliaria Potente es socia de Mariani en el emprendimiento denominado Torre Punta, es decir, la torre que va a estar en Lebensohn y la Costa, y Marcelo Potente es uno de los firmantes de esta carta chupamedias y masturbatoria, tal como figura en su página web www.potenteprop.com.ar, que mostramos aquí. Es decir, que uno de los beneficiarios de la excepción de Acción Marplatense+Baragiola le escribe a su socio en nombre de un grupo de caraduras sin representación alguna, autodenominado "empresarios", que funcionan con una dudosa independencia en la inmobiliaria socia de Mariani, lindera con la torre en cuestión, para felicitarlo por habérsele otorgado un beneficio fuera de las normas. Con privilegios otorgados por el poder, cualquiera es empresario. Caradura, vergonzoso, cuasimafioso. Potente es el señor que ponía su restaurant Faverio para las reuniones de esta runfla con Marcelo Artime, actual Secretario de Gobierno, comedero que, dicho sea de paso, se incendió el pasado verano, aunque fue reconstruido. Permítannos decirles que su edificio no sólo no prestigiará al barrio con su sombra sobre las casas linderas, pertenecientes a verdaderas familias de bien, verdaderos vecinos cuya opinión nunca cuenta a favor de la única opinión válida que es el hacer dinero, sino que tampoco uds. prestigian cosa alguna ni la han prestigiado en sus miserables vidas, sino que adonde van, dejan la huella de su mediocridad, aunque intenten tapar eso también con dinero.

miércoles, 22 de agosto de 2012

No a las torres, pero tampoco a las avivadas de quienes se "oponen"

Días atrás, el intendente nos amaneció con la idea de permitir la construcción de edificios en la zona de Alem. Como ya tratáramos en un artículo de este blog, todo obedece a un plan delineado hace unos cuantos años por los intereses inmobiliarios, ejecutado paulatinamente -acuerdos mediante- por las sucesivas administraciones municipales. Las antiguas casas de esa calle, devenidas en locales donde aún funcionan los boliches, quedarán vacíos cuando éstos se instalen -negocio turbio mediante- en la discutida Escollera Norte. Las grandes sumas por alquileres que dejarán de percibir serán compensadas de esta manera por el intendente con un negocio redondo, en lugar de darle a la zona una oportunidad de recomponerse como originalmente era y que la podamos disfrutar todos. Y aquí viene una de estas tretas que se exhiben a la opinión pública como "la vocación participativa" de este gobierno comunal: a través de ciertas reuniones, se les pregunta a los vecinos si están de acuerdo. ¿Qué diría ud, si alguien de la Municipalidad le va a preguntar si, por el terreno donde hoy está su casa, prefiere ganar 50 mil o un millón de dólares? No somos quienes para cuestionar su respuesta. El punto es que no se debate algo previo, y es qué queremos los vecinos para nuestra ciudad, si realmente queremos que allí se hagan edificios. Y allí debería estar el rol ineludible del Estado, que todos sabemos, Acción Marplatense puso en manos de una especie de "patria empresaria" que maneja la ciudad. Y la Municipalidad, en vez de reglamentar, utiliza la "voluntad del vecino" para llevar a cabo negocios propios y de sus amigos constructores.
Ahora bien, en tal orden de cosas, es casi lógico preguntarse qué posición ha adoptado al respecto la oposición, en tanto "oposición" supone una mirada alternativa. Frecuentemente en estos casos, oímos alzarse voces que se manifiestan en contra del proyecto oficial. Y la misma opinión pública desconcertada parece serenarse porque un adalid va a representar los intereses de lo que podríamos llamar el "sentido común" en el cuerpo deliberativo. ¡Pero no! Hoy lo escuchamos a Fernando Maraude, concejal por el Frente para la Victoria (bien puede haber sido cualquier otro en tanto representan los mismos intereses), hablar de que lo que verdaderamente hay que hacer es modificar todo el Código de Ordenamiento Territorial, pero no para evitar las torres ¡sino para permitirlas y evitarse el mal trago de aparecer ante los ciudadanos poniendo parches permanentes que los hacen ver como asociados en un curro! ¿se entiende? Nadie, pero absolutamente nadie, levanta la voz para evitar las torres, que en el caso de Alem suponemos que terminarán por las habituales argucias en siete u ocho pisos, en lugar de los cuatro que se pregonan.
Pero peor aún, hablar hoy de cambiar el COT en este tufillo de corrupción y lobby de las cámaras de la construcción no haría mas que abrir un enorme quiosco que termine habilitando la construcción de edificios en cualquier lado, un verdadero remate de voluntades puestas al mejor postor y en perjuicio de la ciudad y de los vecinos, jamás consultados para estos temas. No olvidemos los lamentos del amigo Castorina por la gran cantidad de restricciones para la construcción en nuestro barrio, utilizados para no declarar nuestra zona como "de interés patrimonial" de acuerdo al proyecto que presentamos en el HCD oportunamente.
Sería bueno que la mentada "participación vecinal" empiece por el inicio de la cosa, por su esencia, en vez de que nos consulten acerca de qué color queremos que sea la mole de cemento frente a nuestras casas. Como siempre decimos, que en vez de tener que elegir al violador, podamos elegir que no nos violen.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Una improvisación más: Conatus no tendría el dinero para terminar su edificio

La empresa Conatus, constructora de esa horrible mole que se está edificando en la calle Sicilia y Av. de los Trabajadores en un exiguo terreno de forma triangular, no contaría con los fondos suficientes para dar por concluida la obra, de acuerdo a datos que pudimos obtener. Según las fuentes, Conatus estaría gestionando un crédito para tal efecto ante al menos un banco de capitales oficiales, con lo cual se daría el caso de que, además, pudieran terminar la obra gracias al dinero proveniente de nuestros impuestos. El edificio Conatus comenzó a construirse a principios de 2010 en un terreno para el cual debieron obtener una excepción al Código de Ordenamiento Territorial servida en bandeja por el Honorable Concejo Deliberante para poder construir sin respetar el retiro de frente, aunque luego su arquitecto, el hoy reivindicado Otero, nos aclarara con sus gentiles maneras, que tal facultad había sido obtenida mediante varios años anterior a la excepción y a todo proyecto de Conatus. De acuerdo a nuestra información, Conatus habría pedido el préstamo aduciendo que en el lugar va a funcionar un "apart hotel", finalidad hasta ahora desconocida como destino para el edificio y que podría tratarse de un argumento más para facilitar la obtención del dinero. Otro proyecto que se empieza sin saber cómo se va a concluir en nuestro barrio, por parte de quienes se dicen "empresarios serios". Lástima que el perjuicio ya lo causaron.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Y siguen las presiones, por el Arq. Eduardo Layús

En su poema Herencia pa´ un hijo gaucho", José Larralde dice: "No entiendo porque ha de haber tanta cosa que no entiendo. Porque se vive sabiendo que nunca se ha de saber.”

Los Colegios profesionales junto al Centro de Constructores, en conferencia de prensa reproducida al final de ésta, proponen y le exigen al gobierno municipal siete medidas urgentes para mejorar los mecanismos de aprobación de los expedientes de construcción. Entre éstos, según mi interpretación, se filtran otros objetivos, para nada gremiales.
¿Por qué lo hacen? ¿Responden a otros intereses, o son funcionales a ellos?

Puntos 1 y 6: proponen que los expedientes se inicien sin el control de deudas de los titulares de dominio y no pagar los derechos técnicos hasta después de aprobados.
Es evidente que esto no está pensado para facilitar trámite del vecino que necesita ampliar una pieza porque se le agrandó la familia. Cómo no ver que el no cobro de deudas y la demora en el pago de las obligaciones impositivas afecta gravemente la recaudación del Estado, con lo cual se desfinancia el sistema público y se perjudica a toda la ciudad.
Punto 3: proponen que no sea necesaria la factibilidad hidráulica.
El alevoso aumento del volumen ya edificado y la decuplicación de la densidad poblacional en algunos barrios, ya está produciendo problemas de infraestructura y equipamiento, por lo que si no se hacen estudios técnicos de factibilidad, esto será una condena para el futuro.
Puntos 4, 5 y 7: exigen que se reinicien los permisos de demolición, se resuelvan los expedientes demorados en la Secretaría de Planeamiento (excepciones) y se respeten los derechos adquiridos de los proyectos no aprobados con los indicadores anteriores. Sostienen que la paralización afecta el derecho de propiedad privada y genera incertidumbre en los inversores.
Casi no sería necesario ampliar, pero, debo hacerlo ya que "lo que abunda no daña" (a veces). Aquí surge descarnadamente el objetivo central de toda la presentación, que podría ser interpretado como: ¡Necesitamos zona liberada!
Los empredadores inmobiliarios no vieron con agrado que se produjera la interrupción del proceso de gentrificación que estaban produciendo a gran velocidad; por la caducidad de ciertas normas de excepción primero y por la limitación posterior a la aprobación de proyectos de demolición de chalet para construir torres (edificios en altura, no necesariamente de perímetro libre), como respuesta a la incipiente oposición y queja vecinal y probablemente por una clara especulación electoral.
Ahora están preocupados porque no tienen dónde poner sus excedentes de capital y que el Estado todavía no logra captar para la producción de bienes de uso.
Si las tasas de interés son bajas, o el dólar está con flotación controlada, o la crisis financiera internacional paró la venta de bonos e hipotecas subprime, entonces el resguardo lo buscarán en la especulación inmobiliaria, conformando barrios con edificios deshabitados.

Plantean jerarquizar y reactivar el Plan Estratégico Municipal (PEM), potenciando los aportes de recursos, por supuesto desde el Estado.
Creo que no es necesario agregar mucho más, ya que "a confesión de parte, relevo de pruebas". Por si no estuviera claro: este planteo surge desde los dueños del PEM. Ellos propusieron, avalaron y desarrollaron los 4 ejes para el cambio: Innovación y empleo; Inclusión social; Equilibrio urbanístico y Transformación municipal. ¿Lo vieron?
Estas “Fuerzas vivas” fracasaron con su diseño y con su PEM, con el que solucionaron sus problemas empresariales pero no mejoraron la ciudad ni los barrios, por lo que no deberían ser ellos los indicados para corregir nada, cuya responsabilidad aún no ha sido evaluada popularmente como debiera.
En sintonía con estas propuestas de las Fuerzas vivas -y convendría descreer de coincidencias metafísicas- el Secretario de Economía y Hacienda de la Municipalidad, anunció la contratación de un equipo interdisciplinario para la revisión y actualización de los objetivos y líneas de acción para elaborar el PEM”. Nuevamente vemos como los grupos dominantes utilizan a las instituciones y al Estado para avalar y reproducir su ideología dominante.
Con esta propuesta de planificación urbana, creo que se repiten las políticas que nos han traído hasta el lugar dónde estamos. En términos jurídicos podríamos decir que estamos en presencia de "la doctrina del fruto del árbol envenenado": se parte de supuestos y preguntas falaces (la experiencia lo ha demostrado), por lo que las conclusiones y propuestas también lo serán. La ciudad no es una mercancía, tampoco es una empresa cuyo fin deba ser generar empresas.
Así nos está yendo con estas ideas desde que se elaboró el PEM entre 2002 y 2011: los índices de desempleo aumentaron; las condiciones y calidad de vida en los barrios no mejoró y el déficit financiero municipal se mantiene en el tiempo.
Sin decirlo abiertamente caen -otra vez- en una planificación centralizada, vertical y desde arriba hacia abajo, como los pozos. Le temen a otras formas, que podrían crecer como las plantas, o como las obras de construcción, o sea "desde el pie", desde abajo hacia arriba.
Esto se destaca cuando hablan del necesario consenso, porque ponen en primer término a los técnicos y profesionales de la industria de la construcción inmobiliaria, funcionarios e inversores, o sea: ¡las Fuerzas Vivas! Pero guardan las formas mencionando luego los vecinos.
Volverán a describir una realidad para justificar un urbanismo ex post facto, esto es, a partir de la teoría de los hechos consumados, intentarán avanzar en políticas que beneficien a determinados grupos económicos, sin importar si en el proceso se destruye el patrimonio cultural o el mundo cotidiano de los vecinos; hasta tal vez repitan aquello de la teoría del derrame.

¿Para qué un Plan Estratégico Municipal? ¿A quiénes debe estar dirigido? ¿Cuáles debieran ser sus objetivos y prácticas?
Los resultados del PEM actual están a la vista: una ciudad cada vez más cara con poblaciones expulsadas a la periferia y situaciones de exclusión social.
Creo que es necesario “invertir la carga de la prueba”.
El cambio está en el ejercicio pleno de la ciudadanía, son las y los usuarios de la ciudad: trabajadores, organizaciones sociales, desempleados, intelectuales, jubilados, niños, discapacitados, los que deben decidir y ejecutar.
La metamorfosis urbana debe partir de un urbanismo social, a partir del rol de la función social de la propiedad y la ciudad.
El uso socialmente justo y sustentable del espacio público, recuperando plusvalías, produciendo suelo urbano y destinando la mayor cantidad de recursos para rehabilitar los barrios más postergados, desprotegidos y con situaciones de vulnerabilidad, para cambiar las condiciones de vida de los vecinos.
Tenemos Derecho a tener Derechos y a resistir el Derecho.
Tenemos la oportunidad de trabajar por la conquista del Derecho a la Ciudad y por la Reforma Urbana.
Después del miedo está la libertad”.

Eduardo J. Layús
Arquitecto - Vecinalista


La Capital - 03-Sep-2011

Profesionales de la construcción cuestionan a la Municipalidad por los procedimientos que aplica

Entre otras cosas, le exigen que descongestione el actual sistema técnico administrativo. Reclaman asimismo que se derogue el decreto del HCD que prorrogó por 60 días la ordenanza que suspendió la emisión de permisos de demolición.
En conferencia de prensa, los titulares del Colegio de Arquitectos (Carlos Ronda), del Colegio de Técnicos (Karina Forgione) y del Centro de Constructores y Anexos (Norberto Cánepa) explicaron ayer los motivos por los cuales, en nombre de los matriculados y/o afiliados a esas entidades, presentaron al intendente municipal (Gustavo Pulti) un escrito en el que le plantean una serie de puntos vinculados a la industria de la construcción que, según dijeron, está viviendo una preocupante situación en Mar del Plata. En el texto se adjudica a problemas de fondo y de forma, en ese orden, las dificultades que atañen al funcionamiento político administrativo de la Municipalidad en relación a la construcción en la ciudad. Acerca de los primeros se expresa que "sabemos que la compleja estructura que debiera garantizar la articulación de intereses de diferentes sectores en pos de una planificación urbana integral, decididamente liderada por el Municipio, y el deficiente procedimiento administrativo, representan los puntos centrales de una problemática cuya resolución requiere implementar acciones a mediano y largo plazo". Posteriormente se advierte que "mientras ese proceso se desarrolla, existe una crítica coyuntura que demanda ser atendida en pos de mitigar los claros perjuicios que tanto los profesionales, comitentes, trabajadores, empresas contratistas, inversores y comerciantes padecen en forma cotidiana".

Planificación urbana integral
Al hacer referencia a los aspectos que hacen a la planificación urbana integral, consideran necesario que la administración comunal -entre otras- implemente las siguientes acciones:
a) Jerarquizar y reactivar el plan estratégico municipal, asumiendo el liderazgo político necesario y dotándolo de recursos técnicos, administrativos y económicos que garanticen su funcionamiento y capacidad real de gestión.
b) Revisar y actualizar el Código de Ordenamiento Territorial, en el marco del plan de Gestión Territorial. En ese sentido se propone: conformar un equipo técnico interdisciplinario para trabajar en el COT según lo establecido en la ordenanza Nº 20.437 y en el protocolo de intención interinstitucional suscripto por la FAUD, MGP, CCyA y Capba, celebrando el correspondiente convenio específico para la determinación de modalidades de trabajo, plazos, requerimientos, etc. Asimismo, garantizar instancias de participación para las instituciones firmantes en la planificación y modificaciones del COT, a efectos de aportar una mirada externa fundada en la experiencia del ejercicio profesional y la construcción de la ciudad.
c) Revisar y actualizar la ordenanza Nº 6.697, reglamento general de construcciones, algo para lo cual se propone conformar un equipo interdisciplinario para trabajar la compilación, revisión y actualización del mismo, transformándolo en una herramienta normativa, moderna, ágil y dinámica.
d) Convocar la conformación de la comisión honorífica del patrimonio prevista en la ordenanza Nº 10.075 a efectos de formalizar un espacio de trabajo interdisciplinario para la generación de medidas y acciones que permitan tener una política de protección del patrimonio con una visión integral de la temática.
En cuanto a las formas o medios destinados a garantizar el abordaje de proyectos de diferentes escalas y procedimientos en distintas áreas de la administración pública, el texto expresa que "indudablemente son menester del municipio, pero requieren del consenso previo con los diferentes actores involucrados".

Medidas urgentes
En su presentación, los titulares de las diferentes entidades aclararon que no obstante el detalle antes enunciado de temas estructurales a trabajar y abordar entre el Municipio y las instituciones firmantes, ven que es necesario y urgente atender esta coyuntura deficitaria para descongestionar el sistema técnico administrativo existente, por lo que solicitan:
1) Trasladar el requerimiento de libre deuda previsto en el artículo 14 de la ordenanza fiscal a la instancia posterior al control técnico, eliminando del inicio del trámite ese requisito. Acerca de este punto se aclara que esto debería tender, en una segunda etapa, a ser gestionado por alcance del expediente conformado o por expediente separado, deslindando la gestión profesional de esta demanda fiscal del Municipio.
2) Apoyar el proyecto de inicio automático de obra presentado por los Colegios profesionales de Técnicos y Arquitectos para sancionar la correspondiente ordenanza.
3) Implementar el cobro de la tasa de servicios técnicos prevista para el tratamiento de obras a construir (demoliciones, obra nueva, ampliaciones, etc.) en la instancia posterior al control técnico, esto es, efectivizar el cobro con la tarea hecha y no a cuenta de la prestación de un servicio no realizado.
4) Derogar el decreto del HCD que prorroga por 60 días la ordenanza Nº 20.263 mediante la cual se suspendió la emisión de permisos de demolición.
5) Resolver a la brevedad todos los expedientes en trámite en la Secretaría de Planeamiento y la Dirección de Obras Privadas que en su faz técnica puedan ser resueltos.
6) Anular la solicitud del certificado de factibilidad de Obras Sanitarias para zonas consolidadas de alta, media y baja densidad cuya solicitud de construcción no supere los indicadores previstos en la Ley Provincial de Ordenamiento Territorial.
7) Garantizar el respeto de los derechos adquiridos involucrados en los proyectos presentados que aún no fueron aprobados.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los reclamos de las cámaras de la construcción: la hora del destete


Parece una paradoja, pero el Centro de Constructores demanda que se le permita destruir. Mas allá de la humorada, resulta muy claro que tanto ésta como la mayoría de las agrupaciones que supuestamente fomentan la construcción en nuestra ciudad ya no son –si alguna vez lo fueron- nobles instituciones al servicio de la comunidad, sino entidades al servicio del lobby con fines evidentemente económicos y una avaricia ilimitada.
Hoy en día, parece que el problema es que existe una norma, aparentemente arbitraria, que les impide demoler propiedades para continuar con una incontenible destrucción de la identidad de la ciudad.
Aunque los reclamantes sostengan la importancia de cuidar el patrimonio. La pregunta es ¿cómo se puede cuidar el patrimonio demoliendo el propio patrimonio?
Es cierto que mas allá de que el común de la gente desconoce cuáles propiedades son "de interés patrimonial", está claro que "cuidar el patrimonio" implica no destruir la identidad de la ciudad
Porque – no vamos a pecar de ingenuos- a nadie de estas camarillas lobbystas les interesa el señor que quiere ampliar una habitación para su hijo, ni demoler un chalet venido abajo para construir allí otro chalet de estilo moderno, menos refinado estéticamente, pero chalet al fin, sino el pertinaz reemplazo de todas las construcciones que dan identidad a esta ciudad por insulsos edificios que, además nos quitan la posibilidad de gozar de nuestras casas, de nuestras calles, de nuestras vistas, nuestro asoleamiento y de nuestra forma de vida.
A ese robo, estos señores lo llaman “progreso” y creen que la misma palabra es un pasaporte a la impunidad edilicia.
Porque no son las torres las que definen a una ciudad, sino los espacios que tradicionalmente se han transformado en “lugares de todos”. Un edificio de departamentos en Mar del Plata, o en Barcelona, o en Shangai es prácticamente idéntico. Lo que define a una ciudad son aquellos espacios que sus pobladores han hecho suyos, y son esos espacios los que el poder político de la ciudad debe defender en tanto dan la característica identitaria a la misma, que nos diferenciemos de Barcelona o de Shangai.
Pero vayamos a hechos concretos que al parecer, para las cámaras de la construcción pasan desapercibidos.
Suelen hablar, los personeros de estas entidades, de un “gran crecimiento” de la población marplatense: el último censo, realizado en 2010 dio como resultado que somos 618.989 habitantes en todo el Partido de General Pueyrredon, mientras que el censo anterior, que data de 2001, arrojó la cifra de 564.056 habitantes. Apenas un 9,7 % de crecimiento vegetativo. 54.937 habitantes de mas que representan 37 habitantes más por kilómetro cuadrado en todo el partido ¿Eso justifica y hace imprescindible llenar la ciudad de torres capaces de albergar en un mínimo espacio diez veces esa cantidad?
Hablan también de un “éxodo” por motivos de seguridad desde las casas a los edificios de departamentos, como si este éxodo dejara a los chalets vacíos dado un supuesto “miedo reinante” ante el cual el rol de una institución que busca una ciudad mejor debería ser muy distinto. Sin embargo, para que esa familia que vende su casa para ir a un departamento pueda hacerlo, hace falta otra familia o persona que adquiera la casa que el primero vende. No hay éxodo posible, sólo un intercambio de viviendas en el que la primera siempre queda ocupada.
Igualmente, estas entidades se han mantenido en silencio en momentos en que el juego estaba a su favor, cuando, merced a una ordenanza transitoria del año 2002 , se les permitió construir un 30% de mas en toda la ciudad, con el objetivo de incentivar no sus negocios, sino el empleo en el sector de la construcción. La ordenanza transitoria rigió, gracias a sucesivas enmiendas, hasta el 31 de enero del presente 2011. Una ventaja que sin duda fue aprovechada durante casi diez años por las empresas que estos mismos personeros manejan, la cual les permitió hacerse de ganancias impensadas, pero no son capaces de tolerar una suspensión de las demoliciones de apenas unos meses.
Si cualquier mortal obtiene un adelanto de sueldo de un 30 % durante diez años ¿no es justo que durante los siguientes diez años gane un 30 % menos para devolver ese adelanto?
Con respecto a las demoliciones, acaso la prohibición de éstas sea un tanto arbitraria, pero nada dicen las cámaras del sector que esta prohibición devino de la proliferación de demoliciones  iniciadas clandestinamente, durante fines de semana largos y desde bien adentro de las propiedades a demoler, de modo de no llamar la atención de los vecinos preocupados por temas patrimoniales, con personal que tal vez ni siquiera esté registrado en la ciudad, cuya idoneidad desconocemos y llevado a cabo impunemente, buscando ganar tiempo hasta arrancarles a las autoridades un permiso ante la evidencia de que la propiedad atacada ya es irrecuperable. Nunca estas cámaras lanzaron públicas condenas a los colegas que se desempeñaron de estas formas, ni dieron conferencias de prensa para criticar el mal accionar de los profesionales del sector. Peor aún, reclaman un inicio de obras "automático" que no hará mas que acrecentar esta situación, sin que los vecinos podamos al menos tener una constancia de que la demolición está debidamente autorizada.
Pero vayamos al mito según el cual la construcción es la “madre de todas las actividades”. Las recientes cifras establecen que el desempleo en nuestro municipio, aún con todas las ventajas que se le ha dado a la industria de la construcción durante años, supera en más de un cincuenta por ciento a la cifra media nacional. Evidentemente algo falló, y quienes tienen que velar por resolver el drama del desempleo, acaso sean parte del mismo problema.
De la misma forma, desde el poder político también se han evidenciado errores, ya que delegar la facultad de generar empleo en sórdidas empresas privadas que se manejan siempre al margen de la ley o tratando de obtener ventajas de las normas en lugar de ceñirse a las mismas, es al menos, temerario.
Porque fue en el ámbito de la construcción en donde se han detectado serias irregularidades en materia de seguridad en obras, que han resultado en muertes de obreros del sector, una de ellos en una obra del mismísimo colegio de martilleros, y hasta del transeúnte Juan Carlos Stebelski, hecho que roza a muchos de los que suelen demandar ventajas a favor del sector.
Pero en el discurso de las cámaras, además de la propia victimización, abundan los reclamos de ventajas, incentivos, tramitación rápida, patente de corso, etc. para los cuales, siempre se deben formar “ámbitos de discusión” que incluyen inexorablemente a quienes manejan estas agrupaciones como si su aporte ayudara en algo a esta comunidad, pero excluyen deliberadamente al vecino común. En todo momento, el vecino es el gran ausente en sus utopías. Como si hubieran pensado una ciudad sin gente. Para ellos, el ámbito de discusión siempre debe ser entre técnicos, entre supuestos  idóneos, entre convidados de piedra, pero nunca figura en estos ámbitos el contribuyente al que se perjudica con el accionar de una construcción que no lo identifica.
Se pide una urgente reforma del Código de Ordenamiento Territorial, y se aduce que éste es obsoleto por que tiene “30 años”. Si así fuera, si todo lo que tiene al menos 30 años y sólo por tenerlos fuera obsoleto, muchos de los dirigentes de la construcción, que manejan un sistema de ideas aún más antiguo que los 30 años del C.O.T. deberían pensar en un dscreto retiro. Pero sorprende enterarse que la supuesta decrepitud de la norma, la razón que la torna desactualizada, ¡sólo responde a la imposibilidad de generar nuevos negocios para estos señores!. Y tal parece que el objetivo de una norma es ser siempre elástica a los negocios, pero rígida en cuanto a la participación del vecino que se queja de la proliferación de edificios en barrios que tradicionalmente se han desarrollado en baja altura.
Porque no tiene ningún sentido decir cínicamente que “las edificaciones hechas en un cierto sector se hicieron respetando las normas vigentes” si estas normas vigentes han sido conseguidas a través de la presión al legislativo y puenteando e ignorando la opinión de los vecinos a quienes siempre se nos trata como a una chusma exaltada.
Es decir, el mismo procedimiento que ha generado esta respuesta.
Pero peor aún, se es más cobarde cuando luego de años de haber obtenido todo tipo de ventajas y privilegios, el no obtener una norma desencadena esta táctica del berrinche de nene destetado como único patético accionar.
Porque nada dicen estas cámaras cuando obtienen aún sobre la normativa vigente, aún sobre las ventajas ya obtenidas, excepciones para construir en lugares donde no está permitido.
¿De qué seguridad jurídica goza el vecino común que vive en un sector donde no se pueden levantar edificios o cerca de algún bien patrimonial si estas cámaras con el sólo capricho del negocio personal, y aduciendo la antigüedad de una norma logran modificar las reglas que se suponían férreamente establecidas? ¿Qué seguridad tenemos de que en pocos años, todas las zonas de casas bajas de la ciudad, aún con indicadores urbanísiticos restrictivos, no sean arrasadas en pos de que unos pocos dirigentes se llenen de dinero con la mentira de que el edificio es la única y universal instancia superadora del chalet?
Dicho sea de paso, uno de los mas notorios dirigentes de estas cámaras ha logrado recientemente una de estas excepciones para construir una torre en la calle Alvarado número 73, decreto 1606, cuyo iniciador fue el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, Arquitecto Marcelo Artime, y su título es "Modificando el artículo 2º de la Ordenanza nº 19605 por la cual se incrementaron en un 30% hasta el día 31 de enero de 2011 los indicadores urbanísticos", firmado por el Intendente Pulti.
Tampoco está bien que se diga que se respetan las construcciones “de interés patrimonial” cuando se arruina persistentemente el entorno de estas construcciones y que también ha sido determinante para que esa propiedad se construya en ese lugar. Una ciudad turística no debe tener focos “de interés patrimonial”, sino áreas enteras y acaso la ciudad toda. Que la construcción –llamémosla moderna- se realice en lugares alejados de todo interés patrimonial y/o turístico, y se transforme en un interés por sí mismo, y que no sepulte la historia del resto de la ciudad.
Por si no quedó claro, se trata de dinero, no de otra cosa. La ciudad entregada al interés de unos pocos.
Tal vez este accionar de pretensiones mesiánicas se acabó. Tal vez la teta del muncipio proveedor ya no da mas leche, como la paciencia de los tantos vecinos que salimos a reclamar a las calles y a los que mas irritan cuanto más ignoran. En este caso, es de esperar que, mas que conferencias de prensa y declaraciones agresivas, las cámaras del sector de la construcción acompañen a la sociedad en este momento y adopten una posición de mayor respeto por la misma, que ya no patoteen, que ya no emplacen al poder legítimo, y al mismo tiempo que den un silencioso paso al costado.
Porque si en esta sociedad, los vecinos  no vamos a tener el derecho a opinar y definir el lugar en el que queremos vivir, mucho menos deben tenerlo los grupetes de individuos que, apoyándose en la cursada de una carrera se arrogan el derecho a la opinión calificada, como si hubiera ciudadanos de primera y de segunda.
Durante años han gozado del reparto de adjudicaciones de obra pública que muy buenos dineros han llevado a sus arcas, sin embargo, el ninguneo hacia el vecino los ha llevado a ignorar ostensiblemente a las miles de familias marplatenses que no pueden llegar a la primera vivienda, un mercado sin duda promisorio que, al no ser ABC1, al no permitirles llevarse dineros en volquetes, sino apenas en bolsillos, no les importa en absoluto.
Y encima pretenden que un proyecto aún no aprobado, que todavía es un simple papel, algo abstracto, tenga "derechos adquiridos".
Porque no tiene sentido mostrarse felices por incorporar a la ciudad la "obra" de un arquitecto famoso si quienes lo hacen, antes demolieron otras obras de arquitectos aún mucho mas prestigiosos y con un verdadero arraigo en la sociedad.
Por eso, tal vez estemos ante un momento clave en el que todos los marplatenses tengamos la oportunidad de decidir en qué ciudad queremos vivir. Que todos podamos opinar por el barrio en el que vivimos y destinemos a estas megaconstrucciones a algún lugar específico o a ninguno dentro del ámbito del Partido de General Pueyrredon. Pero con la opinión de todos, no permitiendo que estas decisiones se tomen en un marco cerrado, en alguna sede de estas mismas agrupaciones que hoy demandan privilegios y entre las mismas cinco personas de siempre y de dudosa condición moral.
Basta de que los vecinos de esta ciudad quedemos afuera de las decisiones y seamos meros espectadores del desarrollo de nuestros propios barrios.
Tal vez sea el momento en que podamos decidir, como suele decir uno de estos dirigentes, haciendo gala de su supina ignorancia, si "queremos la Mar del Plata pujante o la Mar del Plata de los chalets”, sin advertir que la Mar del Plata pujante era la de los chalets, no la de la Avenida Colón sepultada bajo el cemento, ni la de la calle Sarmiento arruinada con  obras en construcción, ni la de la costa a imagen y semejanza de decadentes ciudades norteamericanas.

lunes, 8 de agosto de 2011

...Pero no lo que yo hago...

De aquel duro intercambio de mails con el arquitecto del edificio Conatus, Luis Otero, recordamos uno que, corrigiendo nosotros sus horrores de redacción, decía lo siguiente: "Ayer estuve a la mañana con Donsini y a la tarde con Ginés, el dueño del edificio maravilloso que se está haciendo adelante de lo de Donsini (N. del R.: el "edificio maravilloso" es el que él mismo está construyendo), tapándole (a Donsini) todas las vistas. El primero (Donsini) está contento, más allá de que (el edificio) le tapó todo, pero dijo: '-Yo no tenía la plata-' y compró ese local cuando empezó. Así que sabía que algún día le iban a tapar la vista..." Es decir, luego de leer y decodificar el mensaje, entendemos que Donsini, dueño de la inmobiliaria de Sicilia esquina Cabrera aceptaba el destino de que su local iba a perder todas las vistas ante la edificación del Conatus y que de alguna manera, eran las reglas que tanto Donsini como todos nosotros debíamos aceptar en beneficio del inclaudicable progreso. Pero...¿qué pasó? Esta casa de Avenida de los Trabajadores entre Nápoles y Pérez Bulnes, pasando el local de Havanna apareció hace algunas semanas con un cartel en el que se anuncia que allí, próximamente, va a funcionar la inmobiliaria Donsini. Es decir, que Donsini, que nos habla del progreso y de las reglas del mismo, no soporta los perjuicios que le provocan estas reglas y la construcción del Conatus, que iba a ocultar su local tras las sombras y el cemento ¡y se muda! Bien frente al mar, y con sol todo el día. Haz lo que yo digo...Este impresentable supone que esas mismas sombras a nosotros, vecinos comunes, no nos deberían molestar, pero él, ¡se muda!, con lo cual, no va a correr la suerte de todos los vecinos que sí van a perder sus vistas, su asoleamiento y su privacidad por la presencia de esa porquería llamada Conatus. Una pregunta: ¿los que no nos podemos mudar si nos arruinan la casa con sombras, qué hacemos?