miércoles, 6 de octubre de 2010

Donsini y la caída de las torres

La mala fortuna parece acechar a quienes defienden la idea de edificar torres en Punta Mogotes. Podríamos colgarnos de allí para generar una reflexión seguramente infructuosa. Pero hace cuatro meses, ya hemos tocado el tema aquí, en una obra relacionada con el ex presidente del Centro de Constructores y Anexos y actual integrante del Plan Estratégico, del Consejo de Inversiones, además de locatario de la comuna, Oscar Palópoli, un hierro cayó desde el octavo piso e hirió de muerte a Juan Carlos Stebelski, que transitaba por el lugar y sufrió una prolongada agonía. La obra no contaba con las medidas de seguridad suficientes, pese a que Palópoli, un personaje que gusta de aparecer en los medios reivindicando disparates como el “Pan Lactal parado”, al estar mas expuesto, debería dar los ejemplos que él mismo predica por tantos medios. Hace pocos días, también de un octavo piso (¿tendrán que eliminar este piso, así como en Estados Unidos eliminan el piso 13?), el capataz de una obra en construcción cayó al ceder un encofrado y falleció. El edificio de la tragedia, también céntrico, también cercano a la oficina del amigo Pulti, no es otra cosa que un anexo del Colegio de Martilleros, cuyo mandamás es nuestro inefable conocido Miguel Angel Donsini, que quiere “jerarquizar” nuestro barrio con torres y sostiene que los vecinos “no tenemos idea” ¿Quién es el que no tiene idea, Donsini? Fuentes del Colegio y el propio Donsini se apresuraban a asegurar que “Fue un accidente” apenas veían venir un micrófono, como si hubieran hecho un curso acelerado de peritaje, y que el capataz muerto era una persona de la mas absoluta confianza e idoneidad. Por las dudas, también dijeron que el trabajador no estaba usando los elementos de seguridad, no sea cosa que su familia pretenda cobrar algo. Es sólo el principio de la habitual sucesión de miserias de estos casos: días después andaban murmurando que el obrero muerto tenía catorce propiedades y que al momento de caer llevaba cuatro mil dólares en su bolsillo, como si eso lo hiciera merecedor de la muerte u ociosa su presencia en el octavo piso. La caída de este señor, la sucesión de hechos de este tipo será comentada como una “mera casualidad”, pero no se nos escapa y es una realidad que, en poco tiempo, dos personajes que apoyan la construcción de torres en Punta Mogotes por encima de la identidad del barrio y avasallando las propiedades de los vecinos, se vieron envueltos en accidentes en sus respectivas obras en construcción , que además utilizan para demostrar una rara forma de poder o capacidad de gestión, acaso para captar inversionistas que les financien otros proyectos. La mala fortuna parece acechar a quienes defienden la idea de edificar torres en Punta Mogotes. ¿será solo la mala fortuna, o será el método, la forma de trabajo, las cualidades personales, lo que falla?

1 comentario:

Anónimo dijo...

así es. Fijate qué personajes están como protagonistas y que resultados obtienen. Los resultados: directamente proporcionales a su forma de trabajar. La vida de los otros no es tenida en cuenta. Sólo tienen en cuenta su propia vida dedicada a llenarse los bolsillos