miércoles, 11 de agosto de 2010

Con los ecos

del derrumbe en un barrio de Buenos Aires aún sonando, y preguntándonos si algo así no es posible en nuestra Mar del Plata (no olvidemos el Caso Stebelski), escuchamos en la mañana del 10 de agosto en el programa de Liliana Lopez Foresi por Radio del Plata, que aquí retransmite la querida Residencias, esta nota al arquitecto Rodolfo Livingston. En un tramo de la misma, hace alusión a la construcción de torres y de allí extractamos estos párrafos no exentos de su habitual ironía:
"...Hacer torres en barrios ¿a qué se debe eso? ¡A la organización de los intereses! Los constructores quieren construir, los arquitectos quieren construir, los inversores quieren ganar plata. Entonces, ¿Cómo es una conversación de la gente que quiere hacer eso? Yo te cuento: en la facultad de arquitectura nos hablan de la arquitectura para la gente, de la belleza, etc. Cuando esta gente se reúne ¡De ninguna manera hablan de eso! Sino que el único tema es el impacto del costo del terreno por metro cuadrado. Entonces, el terreno es carísimo. Porque es una mercancía. Entonces, si el terreno es carísimo, hay que subir para arriba para que el impacto del costo del terreno sea bajo y sea “rentable”. Es decir, que se crean condiciones para hacer estas torres donde no se debe. Lo que hay que modificar son esas condiciones. Que se hagan casas de dos o tres pisos: alojan la misma cantidad de gente aunque parezca increíble. Está el barrio Los Andes, en Chacarita, que tiene la misma densidad que una manzana de Buenos Aires con propiedad horizontal. Es decir, que hay que cambiar esta red de intereses. Hay un principio jurídico que se cumple y es que el interés es la medida de las acciones. El interés no es que la pasen bien los vecinos, no es la estética, no es lo que nos enseñaron en la facultad, ¡no es eso! ¿Cómo se pueden modificar los intereses? En Venezuela, por ejemplo, no se puede construir si los vecinos no están de acuerdo. ¿Y porqué no interviene Monseñor Bergoglio? ¿Sabés porqué? ¡Porque esas construcciones están en contra de la familia! El 90% son departamentos de dos ambientes con la estupidez de dos baños para responder a los prejuicios de la clase media. Yo tengo 1 dormitorio, pero la visita no puede ir a mi baño, porque mi baño es una porquería. Entonces le ponen un toilette. El toilette es lógico en una casa grande, pero ahí no hay lugar para la computadora, no hay lugar para la ropa, las cocinas miden un metro y medio de ancho. Es decir: ¿Qué se está construyendo? ¿Para quién se está construyendo? ¡Para ganar guita!, a costa de los humanos, a costa de los vecinos, a costa de la estética de la ciudad. Y la voracidad también es causa de que se dejen de lado estos detalles de la submuración y demás..."

Pero de otras entrevistas a Livingston, hemos recortado estas frases:


"A un joven de la facultad, le enseñan en segundo año a diseñar un aeropuerto pero cuando se recibe no sabe solucionar un problema en la casa de su tía en Lanús"


"La ciudad tiene tres enemigos principales: los autos, los jefes de gobierno que se asocian con el capital en contra de la gente, y los desarrolladores inmobiliarios. ¡Lo de los autos es extraordinario! Vos leés la página de economía, y la economía va bárbara porque se han producido 50.000 autos en un mes. Pasás a la página siguiente, y hay caos en el tránsito. ¿Cómo es posible que no se relacionen las dos cosas? Hay una carrera insensata entre el ensanchamiento de autopistas y la producción de automóviles. ¿Cómo es posible creer en un sistema cuyo éxito lleva al fracaso? El sistema te dice que lo ideal es que cada persona tenga un auto. ¡Si se cumpliera eso la atmósfera duraría una semana! Nadie se ha hecho la pregunta elemental que se formula cualquier persona que guarda zapatos en una caja: ¿cuántos caben?.."


"La identidad se apoya en signos visuales. Si uno sale una mañana y en la esquina donde estaba el café hay un baldío, y llega a la Av. Corrientes y el Obelisco no está, se vuelve loco. Por eso, en los peores momentos de la represión encapuchaban a los detenidos; les quitaban la visón y así los desorganizaban con respecto al tiempo y al espacio. Muchos edificios, son representativos de nuestra identidad más allá del valor académico o arquitectónico que puedan tener. Hay bares que nunca debieron ser remodelados, edificios que nunca debieron ser derribados. El Zoológico (de Buenos Aires) no debiera haber dejado suelto a Sofovich ahí dentro… Antes tenía un recorrido que estaba tan sabiamente pensado, que uno creía que era algo inmenso a pesar de sus pocas manzanas. Ahora lo único que tenemos son carteles de publicidad de tres metros de altura. Me recuerda a ese arquitecto norteamericano que cuando le preguntaron: ¿qué es el espacio?, y contestó: un lugar para hacer negocios.


2 comentarios:

mar del plata S.O.S. dijo...

Excelente!!

VICKI dijo...

LA TIENE CLARA EL ARQUITECTO!