lunes, 8 de marzo de 2010

Basta de torres en Ramos Mejía ¿Lo que vendrá en Mar del Plata?


Con la clara consigna «basta de edificios» como emblema, varios cientos de vecinos marcharon por las calles de Ramos Mejía. Las movilizaciones se vienen realizando todos los martes a las 20 horas.
Su indignación se ha elevado mucho más que el costo del metro cuadrado ante lo que consideran una seria amenaza a su privacidad, a su calidad de vida y a su patrimonio.
Han presentado numerosas denuncias en la justicia y ante las autoridades municipales reclamando que se detenga la construcción de edificios en barrios que hasta hace muy poco tiempo eran residenciales y de casas bajas, construcciones que por otro lado entienden que son totalmente ilegales, que violan numerosas leyes y que son el resultado de acuerdos entre el sector inmobiliario, que ve la oportunidad de realizar grandes negocios, y los funcionarios.
Los vecinos afirman que el desarrollo edilicio que se está llevando adelante sin ningún tipo de planificación viola tanto la ley de suelos que establece hasta cuánto se puede construir por manzana, como la ley de medio ambiente que le otorga el derecho a los habitantes de elegir la fisonomía del barrio en que viven. También consideran ilegítima la ordenanza 7.420 de 1981 que modificó el código de urbanismo.

Según relevamientos que han hecho en algunas manzanas, en cada torre que se levanta van a vivir más personas que las que antes habitaban en toda la manzana.
La perdida de la privacidad en el interior de las viviendas es notable. Desde las ventanas de los pisos altos queda a la vista todo lo que sucede en los patios de las casas. Por otro lado, el cono de sombra que proyecta cada uno de estos edificios, afecta sensiblemente la posibilidad de recibir los rayos del sol. Además los vecinos afirman que algunas de estas moles de cemento se están construyendo sobre arroyos entubados sin que se hagan estudios que garanticen que el terreno está preparado para soportarlo.
También hay temor de que se agrave el ya de por sí delicado suministro de agua y que colapse el sistema cloacal que tiene 50 años y nunca se le han hecho mejoras. Otro problema que consideran ligado a este auge constructivo es que cuando llueve las calles cada vez se inundan más rápido.
Todo esto hace que las propiedades linderas a las nuevas torres hoy valgan la mitad de lo que valían antes de que estas se levantaran lo que implica un grave perjuicio patrimonial.
Por todo esto reclaman que se detenga la construcción de los edificios torre que están en marcha y que no se otorguen nuevos permisos. También exhortan a los vecinos a no vender sus casas y a no dejarse presionar ni engañar por aparentes compradores que adquirirían su vivienda para habitarla y terminan siendo la pantalla de un proyecto inmobiliario.

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